martes, 24 de julio de 2012

HIPÓCRATES

H I P Ó C RA T E S


Que la comida sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento, dijo Hipócrates (460 AC) . Para él la salud resultaba del equilibrio de las fuerzas naturales. Galeno continuó su obra. Paracelso  prosiguió con la Naturopatía que se dirige a la causa, mientras la alopatía al efecto
También dijo: "Natura morborum medicatrix" (la naturaleza cura las enfermedades).


En el año 460(A.C) nació, en la isla griega de Kos el fundador del primer sistema médico, HIPÓCRATES. Hipócrates falleció a la avanzada edad de 107 años. Observador profundo, escribió numerosos tratados en los que se recogió todo lo positivo de los conocimientos médicos de antiguas civilizaciones, suprimiendo lo que no eran más que supersticiones. Su principal reforma consistió en cambiar el criterio de atribuir a los dioses los fenómenos que se producen en el cuerpo humano, enseñando que éste depende de la fuerza vital y que los fenómenos biológicos están sometidos a leyes naturales y permanentes.
Para Hipócrates, la salud es el estado de armonía perfecto de fuerzas es su equilibrio. La enfermedad es la encargada de restablecer el equilibrio perturbado es, pues, una reacción de conservación. Salud y enfermedad son las dos funciones que tienen el mismo objetivo, la conservación de la vida. Consciente de que la salud es el patrimonio más preciado que posee el ser humano, Hipócrates lanza el conocido aforismo que prescribe:
"Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento".
Ya en el primer volumen de sus obras dice: "Mantengo que las investigaciones acerca del régimen son uno de los objetivos de la medicina más dignas de atención. Contribuirán mucho, tanto a los medios de restablecer la salud de los enfermos como a la conservación de la misma en las gentes que disfrutan de ella". El médico, decía Hipócrates, no cura las enfermedades. Su papel debe ser el de intérprete y servidor de la Naturaleza. Es ésta -Natura Medicatrix- la que lleva a cabo las curaciones; la medicina no hace más que ayudarla, y sólo así cura.
En sus obras, Hipócrates explica el fundamento de la enfermedad y la salud, que la ciencia moderna sólo empieza a descubrir. Por ejemplo, decía: "Dadme la fiebre y curaré cualquier enfermedad". Después de haber sido largo tiempo combatido como un enemigo, hoy la fiebre es oficialmente reconocida como un proceso de autodefensa del organismo. Para Hipócrates, el cuerpo es un todo armónico cuyas partes están en mutua interdependencia y cuyos actos son solidarios unos con otros. Las diferentes partes del cuerpo, decía, cualquiera que sea la localización primitiva del mal se lo comunican una a otra. ¿No es esta la teoría de las enfermedades reflejas, de la Reflexoterapia, de la osteopatía, de la Acupuntura e incluso de la Iridología? Alexis Carrel, en su maravillosa obra "La incógnita del hombre", dice que éste no puede separarse en partes. Si se aislaran sus órganos, unos de otros, el hombre dejaría de existir. Y todavía añade que el hombre es una magnífica máquina en la que cada pieza es indispensable para su total funcionamiento.
Hipócrates, conocido como "Padre de la Medicina" es el verdadero fundador de un principio, de una doctrina médica filosófica naturista que jamás ha dejado de existir hasta nuestros días, a pesar de todas las tentativas de la medicina oficial para destruir esta doctrina médica y humanista. Al practicar la Naturoterapía no se hace otra cosa que poner en valor los trabajos de Hipócrates, que han sobrevivido a través de los siglos.
Los conocimientos de Hipócrates, gracias a las conquistas de Alejandro el Magno, llegaron a Egipto, donde se formó la famosa Escuela de Alejandría con Herófilo de Calcedonia, y en cuya biblioteca se acumuló todo el saber de la Humanidad y, entre otros, los conocimientos médicos. En aquella época, más de medio millón de volúmenes se guardaban en dicha biblioteca. Esta fue parcialmente destruida por primera vez por un incendio, al ser conquistado Egipto por Julio Cesar. Más tarde, completamente incendiada por los árabes, que utilizaron los libros para alimentar las calderas de los baños de vapor.
La Humanidad debe al celebre médico griego Claudio Galeno (131-200) el haber salvado algunas obras sobre conocimientos médicos, que incluían las de Hipócrates, que sin él se habrían perdido para siempre.
La teoría según la cual la enfermedad se debe al desequilibrio entre los humores y la fuerza vital, que fue enseñada por Hipócrates y después por Galeno, se transmitió por los árabes, entre ellos Avicena (980-1 036), siendo perpetuada por Paracelso (1493-1541) y otros. Hoy este principio conserva su valor y empieza a ser mejor comprendido por las nuevas generaciones y, al igual de entonces, los dos principios oponen la Alopatía a la Naturopatia. Para el primero, como si la enfermedad fuese puramente local, lo importante es corregir el electo. Para el segundo, si hay un electo es porque tiene una causa, y es ésta la que hay que tratar.

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JURAMENTO HIPOCRATICO
Juro por Apolo médico, por Esculapio, Higia y Panacea y pongo por testigo a todos los Dioses y a todas las Diosas, cumplir según mis posibilidades y entendimiento el siguiente juramento:
"Estimaré como a mis padres a aquél que me enseñó este arte, haré vida común con él, y si es necesario partiré con él mis bienes.
Consideraré a sus hijos como hermanos míos y les enseñaré este arte sin retribución ni promesa escrita, si necesitaren aprenderlo.
Comunicaré los principios, lecciones y todo lo demás de la enseñanza a mis hijos, a los del Maestro que me ha instruido, a los discípulos regularmente inscriptos y jurados según los reglamentos, pero a nadie más.
Aplicaré los regímenes en bien de los enfermos, según mi saber y entender y nunca para mal de nadie.
No daré a nadie por complacencia un remedio mortal o un consejo que lo induzca a su pérdida.
Tampoco daré a una mujer un pesario que pueda dañar la vida de un feto.
Conservaré puros mi vida y mi arte.
No extraeré cálculo manifiesto, dejaré esta operación a quienes saben practicar la cirugía.
En cualquier casa en que penetre lo haré para el bien de los enfermos, evitando todo daño voluntario y toda corrupción, absteniéndome del placer del amor con las mujeres y los hombres, los libres y los esclavos.
Todo lo que viere u oyere en el ejercicio de la profesión y en el comercio de la vida común y que no deba divulgarse, lo conservaré como secreto.
Si cumplo íntegramente este juramento, que pueda gozar dichosamente de mi vida y mi arte y disfrutar perenne gloria entre los hombres.
Si lo quebranto que me suceda lo contrario-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 Versión del Juramento Hipocrático de Louis Lasagna
Una versión del juramento muy utilizada actualmente, sobre todo en países anglosajones, es la versión redactada en 1964 por el Doctor Louis Lasagna, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts. El texto, en su traducción al castellano, dice así:
Prometo cumplir, en la medida de mis capacidades y de mi juicio, este pacto. Respetaré los logros científicos que con tanto esfuerzo han conseguido los médicos sobre cuyos pasos camino, y compartiré gustoso ese conocimiento con aquellos que vengan detrás. Aplicaré todas las medidas necesarias para el beneficio del enfermo, buscando el equilibrio entre las trampas del sobretratamiento y del nihilismo terapéutico. Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino también arte, y que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico. No me avergonzaré de decir «no lo sé», ni dudaré en consultar a mis colegas de profesión cuando sean necesarias las habilidades de otro para la recuperación del paciente. Respetaré la privacidad de mis pacientes, pues no me confían sus problemas para que yo los desvele. Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano asistir a una vida que termina; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por encima de todo, no debo jugar a ser Dios. Recordaré que no trato una gráfica de fiebre o un crecimiento canceroso, sino a un ser humano enfermo cuya enfermedad puede afectar a su familia y a su estabilidad económica. Si voy a cuidar de manera adecuada a los enfermos, mi responsabilidad incluye estos problemas relacionados. Intentaré prevenir la enfermedad siempre que pueda, pues la prevención es preferible a la curación. Recordaré que soy un miembro de la sociedad con obligaciones especiales hacia mis congéneres, los sanos de cuerpo y mente así como los enfermos. Si no violo este juramento, pueda yo disfrutar de la vida y del arte, ser respetado mientras viva y recordado con afecto después. Actúe yo siempre para conservar las mejores tradiciones de mi profesión, y ojalá pueda experimentar la dicha de curar a aquellos que busquen mi ayuda.


2 comentarios:

  1. chido no que qrande que es en sabiduria

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  2. que bacan psi quieres saber mas de el averigualo flojaso

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