domingo, 22 de julio de 2012

Antonio Machado






Antonio Machado(1875-1939)
Poeta y prosista español, perteneciente al movimiento literario conocido como generación del 98.
Probablemente sea el poeta de su época que más se lee todavía. Vida Nació en Sevilla y vivió luego
en Madrid, donde estudió. En 1893 publicó sus primeros escritos en prosa, mientras que sus primeros
poemas aparecieron en 1901. Viajó a París en 1899, ciudad que volvió a visitar en 1902, año en el que
conoció a Rubén Darío, del que será gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas
fechas conoció a Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los
que mantuvo una estrecha amistad. Fue catedrático de Francés, y se casó con Leonor Izquierdo,
que morirá en 1912. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la lengua.
Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano, también poeta, Manuel,
estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa
de Benamejí, de 1931. Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente
se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure,
donde murió en febrero.




Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.






RECUERDO INFANTIL

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lecciòn:
mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millòn.

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.




YO VOY SOÑANDO CAMINOS

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adònde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
«En el corazòn tenía
la espina de una pasiòn;
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazòn.»

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazòn clavada.»



ANOCHE CUANDO DORMÍA

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazòn.
Di: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazòn;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que un sol ardiente lucía
dentro de mi corazòn.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusiòn!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazòn.


NUNCA PERSEGUÍ LA GLORIA

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canciòn;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabòn.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

    Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

    Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

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